Huerta: una posibilidad de crear - Inicial 5 Años B y Sexto Año B

La Huerta es entendida como un espacio educativo, que abre un proceso de enseñanza y aprendizaje permanente frente a la multiplicidad de interrelaciones existentes, equilibrios dinámicos entre los diferentes elementos físicos (tierra, agua, aire) y los seres vivos que allí habitan. Para lo cual, este proyecto se nutrirá de todas las disciplinas y saberes que contribuyan de una forma u otra a una actitud ética respetuosa hacia la naturaleza, entendida ésta como nuestro hogar -Oikos-; favoreciendo la toma de decisiones cotidianas que promuevan la sustentabilidad ambiental a través de la participación activa de todos: niños, maestros, profesores, técnicos, familias y comunidad.


Se organizan, clasifican y contabilizan diferentes herramientas y materiales que nos serán útiles para el trabajo en nuestra huerta.



Primer taller internivelar en el cual participan las clases de 5 años “B” y 6º año “B”
Se prepara la tierra del cantero grande para la elaboración de la huerta y se cultivan semillas en almácigos:  acelga, brócoli, coliflor, habas, lechuga y rúcula.
Se reflexiona sobre el motivo de la selección del cantero grande y no el de la palmera, relacionamos con ciclo de indagación “Dureza de la tierra”, la tierra muy dura no facilitaría el crecimiento de las plantas.
Acompaña Gastón Castellanos, profesor de Biología y estudiante de Ciencias Biológicas (UDELAR).  Nos explica sobre las semillas que se pueden cultivar en esta estación del año y el motivo de por qué cultivar en almácigos.


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Se realiza seguimiento del crecimiento de las plantas en los almácigos mediante un cuadro de crecimiento. Se las cuida diariamente: sacamos al sol y las regamos.
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“Los niños están acostumbrados a tenerlo todo antes de desearlo y sin esfuerzo [...]. Necesitan más que nunca acostumbrarse pacientemente mirando cómo se arrastra un caracol, observando cómo una flor crece, como una gota de lluvia resbala por el cuerpo de un ciempiés peludo, viendo aparecer un brote, regando las plantas, recogiendo las setas con agradecimiento y dando de comer a los pájaros. Los niños deben aprender a levantar la vista hacia el cielo de vez en cuando, como lo hacíamos nosotros cuando nos tumbábamos en la hierba que nos “picaba” y nos hacía cosquillas detrás de las piernas y de las orejas y nos imaginábamos que las nubes tenían forma de dinosaurios y de conejos” Catherine L’Ecuyer- Educar en el asombro

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